Aprendiendo a resolver los conflictos con los peques

Aprender a escuchar, negociar y empatizar con el otro son aspectos que forman parte del proceso de resolución de conflictos. Es muy habitual que para los más peques de la casa esto suponga un reto que puede ocasionar frustración y enfados. Al mismo tiempo, nosotros como madres y padres nos planteamos cómo podemos gestionarlo y plantearlo desde un enfoque positivo.
Resolver un problema en casa no es fácil, en varias ocasiones nos encontramos cansados y tendemos a evitar el conflicto y pasar por alto dichas situaciones para no entrar en discusiones. Sin embargo, trabajar las habilidades de gestión de conflictos tiene múltiples beneficios para los peques, entre ellos:

• Fomentamos la escucha activa y el diálogo
• Trabajamos la identificación de las propias emociones y de las del otro, es decir, la empatía.
• Reforzamos la autoestima, la toma de decisiones y el pensamiento crítico.

Algunas pautas para trabajar los conflictos en casa son las siguientes:

  • El primer paso es conseguir un clima relajado y bajar el nivel de activación: No se puede fomentar el diálogo cuando nos encontramos enfadados y en tensión. Es mejor aplazar ese momento y proponer alguna actividad de relajación con los más peques. Por ejemplo, si están muy alterados realizar un ejercicio de respiración o marcharse un ratito a su habitación con sus juguetes.
  • Conversar sobre lo ocurrido: Preguntar a los peques implicados sobre lo que ha pasado, respetar el turno de palabra, preguntar cómo se sienten y sobre todo escuchar y validar lo que nos están contando. En este momento ellos necesitan sentirse escuchados. Por ejemplo, una forma de practicar el turno de palabra es utilizando un objeto como una pelota, que se la van pasando las personas implicadas según les toque hablar, si no tienes la pelota no es tu turno.
  • Proponer soluciones y negociar: Una vez expresados los diferentes puntos de vista de la situación, proponer soluciones alternativas o que sean intermedias.
  • Acoger y validar las emociones: Es posible que cuando sean conscientes de que tienen que ceder en algunos aspectos aparezca el enfado, la frustración o la tristeza. En ese momento es sano validar esa emoción y fomentar su expresión. Podemos hacerlo a través del contacto físico, con dibujos o música o incluso hablando sobre esa emoción (la gestión emocional será diferente en función de la edad del peque).
  • Nosotros somos modelos: Al ser sus referentes podemos utilizar situaciones cotidianas del día a día para ponerlas como ejemplo de resolución de conflictos, hablar sobre cómo nos sentimos nosotros mismos y proponerles intervenir.
  • Proponer alternativas de solución de conflictos y ensayar: Explicar diferentes herramientas para aliviar el malestar que ha provocado el conflicto ya sean la respiración, realizar alguna actividad que me guste para encontrarme mejor o escribir cómo me siento. Estas actividades las podemos realizar con ellos y ensayarlas para facilitar su aprendizaje.
Esmeralda Rosell | Mar Boada | Alba Atienza

AtienzaBoada Centro de Psicología

wwww.atienzaboadapsicologia.com

Este artículo puedes encontrarlo en la revista 94 Saludhable. Lee la revista completa en nuestra sección de Edición Impresa donde encontrarás todos nuestros números digitalizados.

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